Aquí se devela la placa del Humor Negro, esa sensación que desvela al extranjero y que empeña su fortuna por tener un lienzo de sangre de Frida. La patrona de la liberación sexual, parafraseando a Teresa del Conde. En Frida se acuñan axiomas como aquel del iluminismo de la locura lúcida. Eufórica, te somete ante el desconcierto que hace del humor su morada primigenia. Porque su pintura es una celebración que explota liberada y va dejando pedazos de carne en cada pincelada, frente a nuestra mirada que brinca en el espanto y en la afirmación grandiosa del placer. Es la tensión máxima del arco que dispara luces-granadas sobre nuestro cuerpo lleno de ojos. Y entonces somos como novias asustadas que vemos a la vida en perpetua rajada
Seguramente Frida inventó al surrealismo y cuando Bretón vislumbró su pintura, al fin tuvo la certeza de todo el menjurje que había cocinado y comprendió su automatismo psíquico.
Cuando Carlos Fuentes vio por única vez a Frida en el Palacio de Bellas Artes dijo: "Era la entrada de una diosa azteca, quizá Coatlicue. O la Madre Tierra española, la Dama de Elche". Es una feliz coincidencia que Otto Raúl González hace más de 50 años, nos relate en un poema, casi la misma experiencia en el Palacio de Bellas Artes: "Con el traje de tehuana lucía también una altivez como de diosa mitológica... A su paso, el joven poeta recién llegado a la capital, cayó de rodillas. La Diosa era Frida Kahlo".
Relatan los testimonios, que era alegre, juguetona, jovial, ultra divertida. En alemán Friede, como se le bautizó significa Paz. Pero cuando Hitler ascendió al poder, Friede se cambió el nombre. No quería recordar su pasado alemán. Es una ironía que todos los colores del fuego recorran su obra y que se coma su trazo, en el mundo, como exquisito pan de muerto.
En un viaje, Diego Rivera le platicó a Raquel Tibol que la única carta que le escribió Pablo Picasso, fue a raíz de una exposición de cuadros de Frida en Paris. Y decía: "Ni Derán ni yo ni tú somos capaces de pintar una cabeza como las de Frida Kahlo". Para asombro de algunos mexicanos que sólo ven fetos, cadenas y abortos en la pintura de Frida y que tantas veces hemos escuchado denostarla, es una pena que siempre nos tengan que venir a decir de otros lares la magia inaudita que palpita hasta en nuestras piedras mexicanas.
Vemos tantos matices en el espíritu de Frida, que irremediablemente uno recuerda aquella página memorable de Virginia Woolf, cuando Orlando piensa : "Si hay setenta y seis tiempos distintos que laten en el alma, ¿cuántas personas diferentes no habrá -El Cielo nos asista- que se alojan, en uno u otro tiempo. Algunos dicen que dos mil cincuenta y dos". Venada-paloma-pájaro del paraíso, utiliza a la Gracia, en casi cada pliegue de su diario. Y recorre el firmamento de las emociones como si viajáramos por la vía láctea. El pudor se queda de plano fuera de combate. Dicen que su primera y única exposición individual que tuvo en vida, fue en su cama y cantó y bebió tequila como el más parado. Al leer su correspondencia y su autobiografía, encontramos a una mujer radiante, que paría muñecos en sus horas amargas, desexorcizando el dolor. Cuando mataba en su pintura, renacía para el gozo. Porque a Frida le tocó beber de las fuentes sagradas del placer. Así hizo Frida de su tragedia una virtud.
Eli Bartra ha señalado con gran temple que su pintura es un desafío constante, es una irreverencia ante los valores de la ideología dominante. Se permite el lujo, desde su condición social de mujer, de expresar sin miramientos su visión de la vida y de la muerte, con sangre, ese líquido tan cercano a la vida cotidiana de las mujeres pero proscrito de la sociedad y del arte. Se permite pintar cosas "prosaicas" como abortos, partos, amamantamientos, suicidios, accidentes y también, de manera aparentemente ingenua... dos mujeres juntas. Todo esto es una irreverencia y significa combatividad.
Intentemos, por un momento, no calar en el frío estremecimiento y nos encontraremos al arte que asombra por su energética sensualidad. Conchas, caracoles, sandías, monos y papayas. Caras de los sexos cuando se encuentran lúbricos en la soledad del orgasmo. Aquí el agua no tiene peso y una pareja de muchachas goza en el madero de la muerte inmutable. Los pliegues de la falda, del rebozo y los aretes nos provocan, envolviéndonos en el cálido abrazo del ensueño. Tuvo amantes maravillosos que seguramente Madonna encarnará con lascivia. Algunos sueños se despiertan con el olor de los perfumes que Frida le regalaba a María Félix, traídos de los rosarios más exuberantes de la nación.
En su diario vemos un sin número de palabritas divertidas. Utiliza términos como buten, dientonsísima, drepa, sazona, en vez de decir sana. Y así se va en el argot de la parranda.
Frida amaba los poemas de Li T´ai Poh, que significa en castellano blancura suprema y que en vida fue un bebedor de primer orden y gran aventurero. Murió en una barquita ahogado siguiendo a la luna:
"Preguntad allá en el cielo lo que hace el alma mía:
desde adentro sonrío, y no sé responder:
cual el río se lleva las flores del almendro,
yo me elevo en un mundo que no puedes soñar".
Frida: ¿ A dónde te escapabas, cuando eras niña?
"En la vidriera del que entonces era mi cuarto y que daba a la calle de Allende. Sobre uno de los primeros cristales de la ventana echaba vaho y con el dedo dibujaba una puerta. Por esa " puerta ", salía en la imaginación con gran alegría y urgencia. Atravesaba todo el llano que se miraba, hasta llegar a una lonchería que se llamaba "PINZÓN"... Por la "O" de pinzón entraba y bajaba impetuosamente al interior de la tierra, donde "mi amiga imaginaria" me esperaba"
¿Qué quieres, Frida?
"Yo quisiera poder ser lo que me dé a gana -detrás de la cortina de la locura: arreglaría las flores todo el día; pintaría el dolor, el amor y la ternura, me reiría a mis anchas de la estupidez de los otros y todos dirían: pobre, está loca (sobre todo me reiría de mi). Construiría mi mundo que mientras viviera estaría -de acuerdo- con todos los mundos."
¿En dónde te refugias?
"Nos guarecemos en lo irracional, en lo mágico, en lo anormal, por miedo a la extraordinaria belleza de lo cierto, de lo material y dialéctico, de lo sano y lo fuerte. Nos gusta ser enfermos para protegernos".
¿ Qué sentías cuando pintaste el venadito herido?
"La tristeza se retrata en todita mi pintura/ pero así es mi condición/ yo no tengo compostura/ sin embargo la alegría la llevo en mi corazón. .. Nada vale más que la risa".
¿Te llama la fama?
"He pintado poco, sin el menor deseo de gloria ni ambición, con la convicción de, antes que todo, darme gusto, y después poder ganarme la vida con mi oficio". Debrois recuerda como Frida aborrecía el esnobismo del mundo artístico".
¿Qué es lo que más te importa?
"La vida callada, dadora de mundos, lo que más importa es la no-ilusión... sencillez del canto de la sinrazón, locura del viento en mi corazón".
¿Cómo es para ti Diego?
"Viéndolo desnudo, se piensa inmediatamente en un niño rana, parado sobre las patas de atrás. Su piel es blanco-verdosa... De su pecho hay que decir que: si hubiese desembocado en la isla que gobernaba Safo, no hubiera sido ejecutado por sus guerreras... Niño mío de la gran ocultadora... Nadie sabrá jamás cómo quiero a Diego... Soy Él desde las más primitivas y más antiguas células, que con el tiempo se volvieron Él...Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. la humedad de la tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio... Quizá esperen oír de mí lamentos de "lo mucho que sufre" viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las riveras de un río sufran por dejarlo correr, ni la tierra sufra porque llueve, ni el átomo sufra descargando su energía. Por qué le llamo mi Diego Nunca fue ni será mío. Es de él mismo".
¿Consideras tu pintura, dentro del Surrealismo?
No sé, si mis pinturas son o no surrealistas, pero sí sé que son la más franca expresión de mí misma, sin tomar jamás en consideración ni juicios ni prejuicios de nadie... Es Marcel Duchamp, pintor maravilloso, el único que tiene los pies en la tierra entre este montón de hijos de perra lunáticos y trastornados que son los surrealistas".
¿Cuando estuviste en Estados Unidos: ¿Qué te gusto?
"El gringuerío no me cae del todo bien, son gente muy sosa y todos tienen cara de bizcochos crudos (sobre todo las viejas). Lo que es resuave aquí es el barrio chino, la manada de chinos son resimpáticos...Sigo como siempre de loca y ya me acostumbré a este vestido del año del caldo, y hasta algunas gringachas me imitan y quieren vestirse de mexicanas, pero las pobres parecen nabos y la purita verdad se ven de a tiro feriósticas"
¿Qué nos aconsejas?
"Toma de la vida todo lo que dé, sea lo que sea, siempre que te interese y pueda dar cierto placer"
Los Dioses Aztecas de la muerte fueron sus protectores y el 13 de julio de 1954 se la llevaron. Se le rinden homenajes en el Palacio de Bellas Artes y su catafalco lo cubre una bandera comunista. Dicen que se estaba presentando una obra de teatro donde había un féretro en escena y confundiéndolo se llevaron a Frida al escenario. Se volvían locos buscando la caja. Esta fue la última broma que nos gastó Frida.
martes, 2 de junio de 2009
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